spin”.
Mediante la llave llamada “el giro del avión”, Van Oppen
lanza a Mario fuera del ring, para conservar su récord de vencer retadores en menos de un minuto y para deshacer por su cuenta el compromiso de unas reglas de tres minutos porque la doxa u opinión del pueblo de Santa María y las dudas de su manager le han despertado el ánimo de rebeldía contra un ambiente hostil que le tiene hastiado.
De esta forma, Jacob no tiene que obedecer caprichos humillantes
de Orsini y se libera de esa condición de otredad que lo ha instrumentalizado durante toda su carrera.
El brusco lance también es un signo de desprecio al rival, una demostración en que se lo minimiza como un fardo que se arroja al rincón deseado y una forma de devolver en esta víctima sacrificial todo el ninguneo sufrido que le hizo llevar una mala estadía en el pueblo. Aunque la potencia requerida para esta proyección requiera más fuerza que la que pide voltear al rival, es la forma de un acto que luce su nueva independencia de carácter.
En el cuento, Jacob Van Oppen se sitúa al centro del ring cuando tiene cargado al turco Mario, para que la distancia del difícil lance sea equidistante a cualquier rincón de las butacas donde desea estrellarlo, fuera del cuadrilátero.